miércoles, 8 de marzo de 2017

Mi derecho a ser mujer

En algún punto de nuestra historia la mujer pasó de ser la cabeza del grupo, la que tomaba las decisiones importantes, la de manos milagrosas que hacía brotar alimento de la tierra, el ser mágico que podía crear vida en su vientre, a ser considerada un ser inferior que no tenía ninguna autonomía, totalmente dependiente de las decisiones de un hombre. Incluso se llegó a cuestionar si las mujeres teníamos alma o si eramos en realidad una especie de "animales" un poco más avanzados que los demás animales (claramente los hombres no se consideraban animales). Y no olvidemos que en algún momento aquella que se saliera de esos cánones, de ese mundo restringido al que pertenecían las mujeres, era considerada como bruja.

Pero en algún momento, las mujeres decidieron que no querían seguir siendo tratadas como un utensilio más del hogar. Decidieron gritarle al mundo que ellas también tenían criterio y la capacidad de decidir, de discutir, de entender, de elegir. Que podían valerse por sí mismas sin depender otros. Que tenían derecho a trabajar para sí mismas, para ser independientes económicamente, no simplemente para servirle a otros, y que tenían derecho a que se les diera un pago digno por ese trabajo. Más adelante incluso entendieron que su trabajo era tan valioso como el de los hombres, y que el pago por un trabajo debería calcularse por la labor en sí y no por el género del trabajador.

Muchas mujeres lucharon a través de la historia por defender estos derechos que habían sido pisoteados por tanto tiempo. Y no ha sido una lucha fácil, ha sido una historia de grandes logros pero también de grandes tropiezos. Gracias a todas las mujeres que lucharon por nuestros derechos hemos logrado demostrar que somos tan valiosas y tan capaces como los hombres. Antes no podíamos opinar más allá de lo que se hacía en la cocina. Hoy tenemos grandes científicas, médicas, ingenieras, políticas, escritoras, artistas, filósofas, abogadas, periodistas, maestras, etc, que han hecho grandes aportes a la humanidad y han demostrado que las mujeres somos mucho más de lo que creían que eramos, o mejor, de lo que nos permitían ser.

Hoy conmemoramos la lucha por nuestros derechos y la de aquellas que han dado hasta su vida por defender lo que hoy tenemos. Y seguiremos luchando mientras aún haya en el mundo mujeres discriminadas, irrespetadas, explotadas, maltratadas. Aún falta mucho, es cierto. Aún muchos hombres piensan que somos seres inferiores sin alma, que sólo existimos para servirles y complacerles en todo sentido. Aún muchas empresas se hacen las de la vista gorda, y por el mismo trabajo dan un pago diferente a hombres y mujeres. Aún existen familias que le inculcan a sus hijas la "importancia" de conseguir marido que las saque adelante, nada de estudiar ni de ser profesional, ni ser independiente (no confundir "independencia" con "soltería", hablo de independencia económica y de toma de decisiones). Aún hay mujeres que creen que deben depender de un hombre y no valoran sus capacidades ni las explotan.

Aún falta, pero el camino sigue. No nos detengamos, aún podemos seguir adelante. Pongan su cabeza en alto, sin miedo, y caminen a paso firme, porque quien lucha alcanza. No permitamos que nadie nos pisotee. No permitamos que nadie hable por nosotras. Tenemos derecho a decidir, a elegir, a ser escuchadas y sobre todo, a ser respetadas. Celebren hoy nuestra lucha y sientan el orgullo de ser mujer. Feliz día.