domingo, 18 de diciembre de 2016

Alerta AMBER Colombia

El horrible caso de Yuliana Andrea Samboní nos abrió los ojos a una triste realidad que ya venimos viviendo desde hace muchos años (por no decir que desde siempre): NO estamos protegiendo nuestros niños. Alerta Amber Colombia es un grupo de ciudadanos colombianos que busca la implementación del protocolo de alerta temprana "Alerta AMBER" en nuestro país.

¿Qué es eso de “Alerta AMBER”?

La Alerta AMBER es un sistema de notificación de menores desaparecidos, implementado en varios países desde 1996. AMBER viene del inglés “America's Missing: Broadcasting Emergency Response” pero originalmente hacía referencia a Amber Hagerman, niña que fue secuestrada y días después encontrada sin vida.

Las primeras horas son vitales y por esto la alerta debe emitirse lo antes posible. Una vez emitida, es transmitida por diversos medios como televisión, radio, sms, correo electrónico, pantallas electrónicas, entre otras; a fin de poder llegar al mayor número de personas posibles.

Por ejemplo, si este protocolo hubiese existido en Colombia cuando Rafael Uribe se llevó a Yuiliana en su camioneta, los padres de Yuliana hubieran emitido la alerta, que habría llegado a todos los ciudadanos; muy probablemente, todos esos testigos que vieron la camioneta de Rafael Uribe (ej: vecinos) habrían sabido lo que estaba pasando, y tal vez en este momento Yuliana estaría en casa con sus padres.

¿Cómo funciona el protocolo de la alerta?

Cada país tiene sus propias normas de activación. Por ejemplo, en cada país varían los criterios para determinar que realmente se trata de un secuestro. De manera general, el protocolo se realiza de la siguiente manera:

1. Reportar a un menor de 18 años desaparecido. Se debe aportar la mayor cantidad de información posible del niño, el sospechoso o su vehículo.
2. Un departamento de policía valida la desaparición del menor (según los criterios de cada país).
3. La alerta es enviada por diferentes medios a toda la comunidad.
4. La Alerta AMBER motiva a todos los miembros de la comunidad a estar atentos para encontrar al niño secuestrado y al sospechoso del secuestro. Si alguien ve a un niño, adulto o vehículo que reúne la descripción de una Alerta AMBER, las persona llama inmediatamente al servicio de emergencia de su localidad y da a las autoridades toda la información que le sea posible.

¿Y qué hay que hacer ahora?

Como todos sabemos, en Colombia las cosas no son tan fáciles como decir “voy a llamar a mi amigo congresista para que me ayude a aprobar este proyecto de ley”. Si queremos que en Colombia exista este protocolo, es necesario el apoyo de toda la comunidad. En Estados Unidos, por ejemplo, el protocolo fue aprobado por firmas. Por el momento, lo que podemos hacer es unirnos a esta página de Facebook para apoyar la iniciativa y tener toda la información que se vaya publicando al respecto. Esperamos que esta página tenga la mayor cantidad de seguidores posible, que todos conozcan la iniciativa (“hacer bulla”, como decimos nosotros) para que en algún momento esto se convierta en un proyecto de ley. Entre más gente lo conozca, más rápido llegará a las manos indicadas. 

Así que, amigos, familia, compatriotas: si quieren hacer algo por nuestros niños, pueden empezar con un click. Sus hijos se lo agradecerán.

Les pido por favor que compartan esta información con todos sus contactos, en Facebook, Twitter, Whatsapp, en su casa, su oficina, etc. Dejo aquí el link de la página de Facebook: https://www.facebook.com/AlertaAmberColombia/

Para mayor información, pueden comunicarse con Alerta Amber Colombia en:
Facebook: @AlertaAmberColombia
Twitter: @AlertaAmberCol
e-mail: alertaambercolombia@gmail.com


lunes, 25 de julio de 2016

Gracias por la invitación, pero SÍ.

No suelo hacer declaraciones abiertas sobre mi opinión o posición política, ni me gusta participar en discusiones sobre este tema. Y no lo hago por "indiferencia". Debo confesar que no lo hago porque soy una cobarde y no me gusta generar conflictos con la gente. Así que, si mi opinión se presta para enfrentamientos con quienes me rodean (y más si se trata de familia o amigos), prefiero no hacerla pública.

Escribo esto quizá en un tono desesperado, porque me cansé de la falta de respeto y agresión que he recibido en las últimas semanas. También me cansé de ver la falta de información de la gente, de escuchar y leer tantas opiniones basadas en suposiciones de otros y no en argumentos propios.

Agradezco todas las invitaciones que amigos y familiares me han hecho para votar por el NO al proceso de paz en Colombia. A continuación, mi respuesta a ellos y a todos los colombianos que tienen su misma posición:

¿Y cuál es la solución? ¿Matarlos a todos? ¿Que todos vayan a prisión? No hay espacio en las cárceles para meter a tantos delincuentes (ni durante el gobierno de Santos, ni en el de Uribe, ni en ningún otro gobierno anterior). Ustedes tienen razón en muchas cosas y comparto muchas de sus preocupaciones pero:

1. Que se firme la paz no implica que Colombia se convierta en un país socialista. ¿Desde cuándo 'paz' es sinónimo de 'socialismo'?

2. Que a esos delincuentes (sí, son delincuentes, eso lo sabemos todos) se les de la posibilidad de participar en política no implica que el pueblo los vaya a elegir. Afortunadamente vivimos en una democracia y el pueblo es quien decide quién gobierna. Candidatos puede haber muchos, pero la decisión final está en manos del pueblo.

3. A quien diga que Santos es socialista, lo invito a que viva en Cuba al menos un mes. Pero no en el Meliá de Varadero sino en la Cuba real, con los cubanos reales (no esos que supuestamente viven bailando salsa en la calle, fumando habano y tomando ron), para que vivan en carne propia el socialismo y puedan obtener argumentos para poder comparar y juzgar.

4. El proceso de paz tiene muchos contras, pero la guerra tiene aún más. ¿Acaso se sienten muy cómodos con tantas vidas inocentes apagadas, tanta sangre derramada, tanto sufrimiento? Tal vez para nosotros es muy fácil opinar porque vivimos aislados de esa realidad en nuestras grandes ciudades. Pero si las víctimas directas del conflicto apoyan el proceso y añoran la firma del acuerdo final, ¿por qué no hemos de apoyarlo nosotros? Si ellos pueden perdonar, ¿por qué nosotros no?

No sé ustedes, pero yo (mujer muy capitalista) estoy cansada de esta guerra. Yo nací en esta guerra y siempre he soñado con ver a mi país en paz antes de dejar este mundo. Siempre lo vi como una posibilidad muy remota, un sueño inalcanzable. Pero ahora la oportunidad de que ese sueño se cumpla está en mis manos y no la pienso desaprovechar. No pienso pasar la vergüenza de decirle a mis hijos que en mis manos estuvo la posibilidad de terminar la guerra pero voté por continuar en ella. Muchas gracias por la invitación amigos, familia y demás compatriotas, pero yo espero poder contarles a mis hijos con orgullo que gracias a mi voto cesó la horrible noche. Yo sí espero con ansias el primer día de mi vida en paz.

No va a ser fácil, pero seguramente unidos vamos a hacer las cosas mejor. De todas formas, todos somos libres de votar Sí o NO. Sólo les pido que antes de votar, se tomen el tiempo para informarse bien acerca del acuerdo y no tomen una decisión basados en suposiciones y chismes (pueden encontrar toda la información en este link). Lean la información oficial con sus propios ojos y tomen su propia decisión.


Catalina Suarez Gomez, 29 años soñando con la paz.

PDT: Dejé habilitados los comentarios en este post. Sólo les pido un favor: si quieren opinar, háganlo de una forma respetuosa, independientemente de su posición frente al acuerdo. No quiero seguir recibiendo agresiones y mucho menos en este que es mi espacio de opinión personal. Gracias.

martes, 3 de mayo de 2016

Un año sin ti...

Hace un año decidiste dejar este mundo. Hace un año dejaste un vacío en mi corazón. Hace un año decidiste que no querías continuar y terminaste con todo. Hace un año sentiste que no podías enfrentar más tus problemas y decidiste simplemente silenciarlos. Esos problemas, tan grandes, que no quisiste compartir. No quisiste poner esa carga en hombros de otro. No quisiste buscar mi hombro, cuando sabías que siempre estaba dispuesto a recibir tu cabeza y tus lágrimas, de ser necesario. Sabías que podías contar conmigo, pero por alguna razón no lo hiciste. 

No dejo de preguntarme cada día qué hubiera pasado si lo hubiese sabido. ¿Hubiese podido evitar que te fueras? ¿Hubiera servido mi consejo? O tal vez, de todas formas hubieras tomado la misma decisión y yo sentiría aún más culpa por haberlo sabido y no haber podido evitarlo. ¿Sería eso lo que querías evitar? ¿Sabías que de todas formas me causarías dolor, pero quisiste hacerlo un poco menos insoportable?

De nada me sirve seguir preguntándome tantas cosas que quizá nunca tendrán respuesta. Sólo me queda acostumbrarme a tu ausencia y al vacío en mi pecho. A pesar de que las lágrimas se han secado, ese vacío aún duele y no lo logro cerrar. Esa herida no cicatriza y no sé si algún día lo hará. 

Intento pensar en los lindos recuerdos, en los momentos compartidos, en las risas al viento, en los ratos de escuchar metal juntas mientras estudiábamos, en los desayunos, en las tardes de lluvia horneando pan, en los domingos de Subway, en las noches de TWD, en las pizzas, los sábados de sushi, viernes de empanadas, en los momentos de sentarnos a quejarnos de todo y hablar mal de todos, en las conversaciones sobre el cuidado de las plantas, en los ratos de ponernos a armar y desarmar cosas, en las tardes de tereré en el patio, los almuerzos en el patio tiradas en mi mantel de picnic, en lo feliz que te ponías cuando te traía comida de Colombia o te cocinaba arepas con hogao... En tantos momentos vividos y que esperaba seguir compartiendo contigo...

Intento pensar en todo eso e ignorar que te fuiste, y tratar de engañar a mi corazón diciéndole que simplemente estás lejos y algún día te volveré a ver. Pero es imposible engañarme y en realidad no sé qué hay más allá de la muerte. Quisiera pensar que sí te volveré a ver y volveremos a reír juntas. Quiero pensar que así será, y ese pensamiento es el que me permite seguir adelante. Saber que no fue un "hasta nunca", sino un "allá te espero".

Hasta siempre, Eri.

Tu amiga,
Catalina.