martes, 22 de febrero de 2011

¿Alguien sabe dónde está Lamarck?

 A continuación transmito el post que una persona hizo en un foro acerca de Lamarck. Es la única persona que me ha respondido con firmes argumentos a mis preguntas sobre la teoría de Darwin vs la teoría de Lamarck. Aunque sigo considerándome lamarckiana, o mejor neolamarckiana, el texto me gustó tanto, que quise compartirlo con ustedes.

 ¿Alguien sabe en dónde está Lamarck? - Por Enrique Mendoza Sierra (www.mendoza-sierra.org)

 Jean-Baptiste Lamarck estudió medicina y botánica; publicó “Flora francesa”, obra en la que por primera vez se clasificaba sistemáticamente la flora por medio de una clave dicotómica; fue miembro de la Academia Francesa de Ciencias; fue director del Departamento de los Animales sin Esqueleto (a los que posteriormente Lamarck asignó su denominación moderna de invertebrados); compendió sus estudios en siete volúmenes de su obra principal, “Historia natural de los invertebrados”; publicó tratados de meteorología, geología, química y paleontología, y fue el primero en formular una teoría bien estructurada de la evolución de los seres vivos: El Transformismo.

 Sin embargo, murió solo, ciego y en la indigencia.

 ¿Qué paso? ¿Por qué cayó en la desgracia? 

 Sucedió que con su teoría evolutiva se enfrentó a la creencia general de que todas las especies habían sido creadas por un ser supremo y que permanecían inmutables desde entonces.

 La teoría de Lamarck fue criticada duramente por la comunidad científica de su época. La revolucionaria visión biológica de Lamarck fue descalificada por los zoólogos fijistas en los debates académicos y condenada por la sociedad y los gobiernos del Imperio y de la Restauración monárquica. 

 El rechazo que sufrió la teoría de la evolución de Lamarck marcó el descrédito de su autor en vida y aun mucho después de su muerte, y arrastró consigo injustamente al resto de su obra. 

 Es común pensar que Darwin propuso la primera teoría de la evolución, pero no fue así. Lo que Darwin propuso fue la teoría de la selección natural, el método por el cual ocurre la evolución.

 Lamarck expuso su teoría de la evolución en el año 1800 y, al igual que Darwin, concluyó que las especies cambian a través del tiempo al adaptarse a nuevos ambientes. Como Darwin, Lamarck concluyó que los progenitores pasan sus características a sus descendientes. También estableció el principio del uso y desuso de los órganos. Si un órgano se usa, se desarrollará más, y si no se usa, se atrofiará podrá desaparecer en generaciones futuras.

 En donde la teoría de Lamarck falló fue en la suposición de que los progenitores podían adquirir características mediante un deseo interno; por ejemplo, el desarrollo de un cuello largo al estirarlo continuamente para comer de las ramas más altas de los árboles, en el caso de las jirafas. La idea parece tonta ahora, pero nadie –nadie- entendió la genética antes del siglo XX, casi cien años después de la muerte de Lamarck.

 Aunque la teoría lamarckiana no resistió el avance de nuevos conocimientos, contribuyó de manera importante a la gradual aceptación de la evolución biológica.

 Lamarck nació en Francia en 1744 y murió en 1829 solo, ciego, empobrecido y desamparado… y fue enterrado en una fosa común. Pero eso no fue todo, sus huesos fueron exhumados cinco años más tarde para hacer sitio para otros y sus restos se perdieron para siempre… Como los de Mozart, nadie sabe en dónde quedaron. 

 No fue sino hasta principios del siglo XX cuando se revisaron sus ideas y se le comenzó a reconocer como un gran naturalista y pensador avanzado para su época. En 1908, el gobierno francés de la época del positivismo científico restauró su memoria y le erigió una gran estatua en la orilla del Sena, en la entrada del Jardín de Plantas, en cuyo pedestal una inscripción anuncia: "Fondateur de la doctrine del'evolution".

Enrique: espero que no te moleste que haya publicado tu post en mi blog. Abrazos.

sábado, 5 de febrero de 2011

LA IGNORANCIA NO ES ATREVIDA.



 En este mundo, y sobretodo en Colombia, ser ignorante es una condición que te permite permanecer en un estado neutral, sano y salvo.

 Existen 2 tipos de personas NO ignorantes: El pensante o racional, y el mal-pensante o mal-intencionado. El primero es aquel que utiliza su inteligencia para su propio bien, y el bien de los demás. Esto incluye utilizarla como arma de “defensa”. El segundo la utiliza como arma de “defensa personal”, sólo pensando en su propio bien. Aunque a veces piense en el bien de los demás, esto es algo temporal, mientras se pueda sacar beneficio de ese bien ajeno. 

 Al mal pensante no le interesa que el grupo de pensantes aumente, y por eso hace hasta lo imposible para que no exista ninguna “oveja descarriada” dentro del grupo de los ignorantes. Procura a toda costa hacer que el grupo siempre permanezca sumido en su mar de ignorancia, y que a ninguno le de por salir a tomar aire por un segundo, porque eso puede ser peligroso: se convertiría en una “amenaza” para la sociedad. Porque el que piensa, no se deja manipular, y el ignorante es fácilmente manipulable. Si te dejas manipular, puedes servirle a tu amo. Si piensas, vas a querer ser el amo (traducción: ¡no nos conviene que pienses!!).

 ¡Por eso no es bueno gastar el dinero en educación! Entre más educación, más gente pensante, y por ende más gente dirigente. ¡Eso significa menos tajada para los mal-pensantes!

 La ignorancia no es atrevida. Para atreverse, hay que pensar, y quien se atreve, ¡no se deja manipular!

viernes, 4 de febrero de 2011

Sociedad enferma. Estados alterados de conciencia.


 El hombre, a través de los tiempos, ha mantenido una constante lucha en contra de las cosas que no le permiten llevar una vida tranquila, feliz y adecuada  según los parámetros que establece la sociedad a la cual pertenece. Se entiende que “lucha contra la enfermedad” es aquella lucha por mantenerse saludable. Pero “saludable” es un concepto que adquiere un significado especial para cada sociedad, según sus costumbres e ideas; y como es común en la historia del hombre, lo que es diferente y no se acomoda a los estándares establecidos, se rechaza. Entonces se atribuye el título de “no saludable” a todo aquello que no pertenece al parámetro establecido de aceptación y preferencia.

 Es así como el concepto de salud ha estado ligado siempre al concepto que se tiene de “belleza”, propio también de cada sociedad, siendo la belleza reflejo de salud. De esta manera, antiguamente se pensaba que la gordura era un símbolo de salud: si una persona se alimentaba bien, era saludable; y la gordura era símbolo de buena alimentación. Pero en la sociedad actual este concepto se ha transformado, siendo ahora la gordura un símbolo de descuido, fealdad y por lo tanto enfermedad, convirtiéndose en motivo de rechazo y en ocasiones vergüenza, dando paso a un nuevo concepto en el que la salud se manifiesta en formas delgadas y anormalmente voluptuosas, sin importar la naturalidad de dicha figura.

 Para la sociedad actual, la juventud también es sinónimo de “belleza”. El hombre intenta verse “menos viejo” porque para él la vejez es símbolo de disfunción, refleja el desgaste que han dejado los años, y por lo tanto la “pérdida” de la belleza. Pero quizá en el fondo también simbolice el miedo a la pérdida de su existencia, el comienzo de una cuenta regresiva, el miedo a la muerte. Y es precisamente este miedo otro de los motivos de la lucha contra la enfermedad.

 El hombre intenta acabar con las cosas que además de atentar contra su belleza, atenten contra su vida. Es por eso que la enfermedad se ha convertido en uno de sus principales enemigos, a quien busca erradicar a toda costa, sin importar el tiempo que tarde en desaparecer ni las “ayudas” a las que haya que acudir. Es así como las personas establecen según su necesidad un itinerario terapéutico, que presenta los diferentes medios a los que recurre en busca de una cura, siendo cada uno de los nodos de este itinerario el producto de no encontrar la solución en un nodo anterior, o quizá el complemento para uno de los demás nodos.

 Cuando el sistema de salud establecido en nuestra sociedad (basado en una naturaleza científica, que en mi opinión sería una naturaleza escéptica) no funciona, las personas acuden a otro tipo de ayudas, algunas de ellas más espirituales, o lo que para algunos puede ser “poco realista”, peo que para muchos representa una alternativa efectiva para lograr su objetivo: encontrar una cura. Una de estas ayudas es la medicina tradicional indígena, muy conocida actualmente por uno de sus más importantes elementos curativos: el Yagé.

 Para muchos esta “herramienta” representa el fin de esta búsqueda. Las personas encuentran en el Yagé no solo a sus enfermedades físicas, sino también a las espirituales, a los males que aquejan su alma y su tranquilidad. Para muchos el Yagé es un paso a un nuevo modo de vida, una revelación al camino que deben seguir, camino que se revela a través de las “pintas”, que son interpretadas por el Chamán, el guía en la búsqueda de soluciones. 

 El Yagé, más que un psicotrópico es un elemento terapéutico que, al igual que muchos tratamientos, puede funcionar o no. En mi opinión el Yagé no es simplemente una cura, sino un elemento que permite encontrarse consigo mismo, entender y aclarar todo lo que se tiene en la mente, permitiendo hallar soluciones, ya que la mente es el elemento más poderoso que tiene el ser humano: es capaz de hacer lo que parece imposible y de curar lo que ningún otro nodo terapéutico logra.

 Pienso que la mente del ser humano domina todo concepto de enfermedad. Que es tan poderosa que puede “inventar” enfermedades, pero también curar males “inventados” o no. Aunque podamos entender a través de la ciencia casi todo lo que pasa a nuestro alrededor, aún falta mucho para que logremos entender lo que en realidad ocurre en nuestro interior, en nuestra mente: cómo funciona y qué efecto tiene sobre nosotros; aunque ella intente ayudarnos enviando mensajes en forma de “pintas”…

Dedicado a Natalia y Andrea: ¡Sigan el camino de sus “pintas”!