martes, 27 de diciembre de 2011

Amor de lejos



 En Colombia se escucha con mucha frecuencia a la gente hablando sobre su país, pero en la mayoría de ocasiones lo hacen para renegar y quejarse de todo lo que hay y lo que ocurre en Colombia. Muchas de estas personas comparan el país con otros, y hacen alarde de las ventajas de estos otros países perfectos. Pero fácilmente se puede identificar que este es un concepto infundado por terceros, o producto de un viaje de vacaciones.

Cuando alguien tiene realmente la oportunidad de conocer y vivir en otro país, su concepto sobre Colombia es diferente al de aquellos que hacen alarde de sus viajes y diferente al de aquellos que no han tenido la oportunidad de salir del país.

Cuando vives fuera de Colombia comienzas a vivir "en carne propia" lo que se conoce como "amor a la patria". Ese amor que nace sólo cuando te das cuenta que allá lo tenías todo (no me refiero a cosas materiales), y cuando comienzas a extrañar ese pedacito de tierra donde todo es de colores, de sabores y de música; donde todos se sonríen mutuamente, a pesar de no conocerse; donde todos somos vecinos y compadres; donde cualquier cosa es motivo para hacer fiesta o si es posible para carnaval. Cuando extrañas ese pedacito de cielo azul con aves de todos los colores, con todos los climas y olores; aquel cielo que, aún cuando es gris, te hace sentir protegido, como bajo el techo de tu casa.

Cuando vives fuera de Colombia y te encuentras con otros colombianos, no te fijas en si él es paisa, si ella es costeña, o si ellos son rolos. Mucho menos te importa si son hinchas de Santafé o de Nacional. Lo único que importa es que son colombianos. Son colombianos y por eso son hermanos, y por alguna razón esa desconfianza que normalmente se podría tener hacia un extraño, desaparece.

Cuando vives fuera de Colombia y escuchas el resonar de los cueros de un tambor, comienzas a sentir cómo tu sangre recorre tu cuerpo y tu piel se eriza, y sientes la necesidad de moverte, de cantar o de gritar, de reír, de celebrar, así en Colombia jamás hubieras bailado una Cumbia o un Mapalé. Si escuchas el himno nacional o ves tu bandera, se te hace un nudo en la garganta y tus ojos se llenan de lágrimas, y en lo único que piensas es en entonar a todo pulmón aquel himno de tu patria, aunque si hubieras estado en Colombia te habría dado vergüenza hacerlo.

Ni hablar de lo que sientes cuando por alguna razón ves un lulo, un maracuyá, una feijoa o un tomate de árbol: tu boca se hace agua y podrías comerte un árbol completo, así tu madre hubiera sufrido obligándote a tomar el jugo del almuerzo cuando eras niño.

No sólo en el amor se cumple la regla de “uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde” o mejor, hasta que se aleja. Tristemente, para amar a Colombia muchos tienen que primero vivir lejos de ella. Ojala no todos tengan que salir de Colombia para comenzar a amar esta patria que nos vio nacer. La patria que me vio nacer y crecer, y donde quisiera terminar mis días… Quiero pueblito viejo morirme aquí en tu suelo, bajo la luz del cielo que un día me vio nacer…

Dedicado a todos mis compatriotas, amigos y familia que viven fuera de Colombia. Que sigan amando a su "pueblito viejo".

jueves, 22 de diciembre de 2011

El secreto para adelgazar


Si usted llegó hasta esta entrada, o está desesperado y ya no sabe qué más hacer para adelgazar, o es un perezoso y piensa que la solución le va a llegar milagrosamente. Pues para adelgazar no es suficiente con ejercitar los dedos en el teclado del computador. Lamento decirle que ¡no hay recetas milagrosas!. Simplemente ¡párese de esa silla y comience a hacer ejercicio! Deje la pereza, esa es la única solución.

Si no le gustó el secreto para adelgazar, entonces resígnese a no solo ser gordito, sino también estar enfermito. Porque lo grave de la gordura no es la estética, sino su salud. La belleza se lleva adentro, usted no se deje llevar por los estereotipos ilógicos y estúpidos que ve en televisión. No se mate dejando de comer. Lo único que le debe importar es tener una buena salud. Si su salud es buena, usted se sentirá mejor y será feliz. Y si usted es feliz, eso se verá reflejado en su belleza. 

¿Qué más belleza que la felicidad?...

Dedicado a los gorditos felices y hermosos que tanto amo.

sábado, 27 de agosto de 2011

YA SOY GRANDE.


 Cuando los niños pasan a ser adolescentes, la gran mayoría de las veces se sienten adultos, sienten necesidad de independencia y se creen en todo su derecho de no rendirle cuentas a nadie. Piensan que ya son personas maduras. Pero precisamente este tipo de pensamiento es en realidad indicador de que esa madurez aún se encuentra muy lejos. Una persona madura mide consecuencias y piensa bien las cosas antes de tomar cualquier decisión. Esto es algo que se obtiene, no solo con los años, sino también con la experiencia. Es decir, la inmadurez no es sólo cosa de adolescentes, ya que muchas personas adultas nunca llegan a alcanzar esta condición.

 El simple hecho de no depender económicamente de sí mismo, lleva consigo la obligación de cumplir con ciertas normas de convivencia. Aún más si son sus padres de quienes depende, ya que estos no sólo son aportantes de dinero y techo, sino también de amor y educación.

 Lo que no entienden muchos jóvenes es el ¿por qué debo dar explicaciones a mis padres de lo que hago o dejo de hacer, si yo ya soy grande? Lo que ellos no entienden es que sus padres no solicitan esta información únicamente como mecanismo de control, sino también para su propia tranquilidad. Antes de ser los dueños de la casa y quienes aportan el dinero, los padres son quienes nos traen al mundo, y para ellos nosotros somos su razón de ser.

 El mejor ejemplo de esto es lo que ocurre cuando aquel niño deja de ser niño y se convierte en adulto, se va de la casa y hace su propia familia; esta necesidad de información por parte de los padres continúa vigente. Los padres siempre van a querer cerciorarse del bienestar de sus hijos, aún si ya no viven con ellos, o si sus bebes ya pasan de los 40.

 Tal vez los jóvenes deberían, antes de criticar, ponerse en los zapatos de sus padres, e intentar entender lo que ellos podrían llegar a sentir en caso de que algo atentase en contra del bienestar de sus hijos. Tal vez de esta forma aprenderían a ser más precavidos y a tomarse  la molestia de tener una buena comunicación con sus padres.


YA SOY GRANDE, LA HISTORIA.


 Cecilia era una niña de 19 años, que vivía con sus padres y estudiaba. Cecilia tenía novio. Su madre siempre le reclamaba porque cuando salía de casa, Cecilia nunca le avisaba dónde ni con quién estaba. Un día Cecilia se encontraba en casa de su novio y decidió quedarse a dormir allí, como solía hacerlo a veces, pero no se lo informó a su madre. Su madre estuvo toda la noche llamándola a su celular, pero Cecilia lo apagó. Entonces se comunicó con las amigas de Cecilia, intentando saber dónde estaba su hija, pero no obtuvo información alguna. Cuando Cecilia llegó a casa su madre la recibió bañada en lágrimas, a punto de tener un ataque de nervios. Lo único que Cecilia le dijo a su madre fue: “¡mamá, no seas exagerada! ¡Tu sabías que estaba con Juan!”. Eso era cierto, pero lo que nunca le dijo Cecilia a su madre era que dormiría fuera de casa, y menos que llegaría al día siguiente en la tarde. 

 Cecilia siempre renegó de la “paranoia” de su madre,  defendiendo siempre su “independencia” y su “mayoría de edad”. Cuando Cecilia fue adulta, se casó (no con Juan) y tuvo 2 hijas. La relación con su madre no era muy buena y pasaban años sin hablar. Su hija mayor, Juliana, era muy parecida a ella: nunca le daba explicaciones a su madre y la trataba siempre de "paranoica". 

 Un día Juliana salió a una fiesta con sus amigas. Cecilia pasó la noche en vela preocupada, ya que Juliana nunca contestó su celular. Ella recordaba lo que en su juventud le hacía a su madre y se tranquilizaba un poco, pensando que seguramente ella estaría bien y todo sería cuestión de ese deseo de independencia, el mismo que sentía ella en aquel entonces. Pero al mismo tiempo se sentía un poco culpable, ya que ahora ella sentía lo que seguramente había sentido su madre: angustia, dolor, desesperación, impotencia, etc.

 Amaneció y Juliana no llegó a casa. Anocheció y aún no llegaba. Cecilia salió desesperada a buscar a todas sus amigas, y para su sorpresa, todas estaban en sus casas. Las amigas de Juliana la vieron tomar un taxi hacia su casa la noche anterior, pero no supieron más de ella. Al día siguiente, después de poner denuncios y buscar en hospitales y morgues, el teléfono sonó. –Buenas tardes, necesitamos hablar con los padres de la señorita Juliana Hernandez –dijo la voz al otro lado del teléfono.

 A Cecilia se le cayó el teléfono de las manos, así que su esposo lo tomó y contestó la llamada. Ella no quería saber lo que pasaba, pero su esposo la abrazó y con lágrimas en sus ojos dijo aquellas palabras que ella nunca olvidaría: “amor, debemos salir. Tenemos que ir a reconocer el cuerpo de Julianita”. En ese momento Cecilia sintió que su corazón era arrancado de su pecho, y arrebatado junto con su vida entera. El dolor que sentía era más grande que todos los dolores juntos.

 En el funeral de Juliana, Cecilia no pronunció palabra alguna. No hasta el momento en que la vio llegar. Era ella, la paranoica exagerada, con quien hace tantos años había dejado de hablar. Era su madre. Se le acercó y la miró con ojos enrojecidos y mojados. De repente Cecilia se puso de pie y la abrazó como nunca lo había hecho. Al abrazarla, ambas estallaron en llanto y Cecilia por fin habló, para pronunciar aquello que nunca imaginó llegar a decir: “Madre, perdóname. Tu siempre tuviste la razón. Ahora que perdí a mi hija, entiendo el dolor que tu sentías cada vez que temías perderme”.

Ninguna preocupación es paranoia cuando se trata del temor a perder un hijo.

Cata.



sábado, 21 de mayo de 2011

Top 20: las 20 desventajas de no haber fin del mundo.


Los saludo hoy Sábado 21 de Mayo de 2011 desde el planeta Tierra... si alguien lee esto tiene que saber que... ¡he sobrevivido al fin del mundo!

Desafortunadamente, una vez más nos han decepcionado. El respetado pastor Harold Camping, seguramente echando mano de esa herramienta demoniaca que es la matemática (porque la matemática es ciencia, y como ciencia... ¡eso es cosa del demonio!), había "calculado" que hoy 21 de Mayo comenzaría el fin del mundo, con un terrible terremoto en el que perecerían los pecadores y sería salvada la iglesia cristiana. Valga aclarar que de "iglesia cristiana" excluye a la iglesia católica... ¡Pobre Papa! tanto esfuerzo para estar cerca de Dios y hacer obras benéficas para terminar así...

En fin, esta mañana desperté y me acerqué a la ventana para observar los desastres del terrible terremoto que seguramente había ocurrido mientras dormía, y al cual milagrosamente había sobrevivido (y de una vez para "chismosear" qué pecadores estaban "desintegrándose entre el estiércol y la arena" -como lo dijo Camping-) y me encuentro con un hermoso día soleado como no los hay ultimamente en Bogotá... ¡el día estaba tan hermoso que hasta decidí salir a hacer ejercicio! Y mientras corría me preguntaba: ¿Qué pasaría? ¿No le funcionaron los cálculos al señor Camping? ¿Será castigo de Dios por confiar en las matemáticas?...

Sentí felicidad de ver esa bonita mañana bogotana, pero pronto dejé de sonreír al comenzar a hacer en mi cabeza una lista de las ventajas y desventajas del descache del señor Camping... y para mi desgracia, fueron más las desventajas que las ventajas (sólo 3 ventajas). Como encontré tantas desventajas decidí hacer un Top 20 de estas cosas malas por las cuales siento pena de que no se haya acabado el mundo... Aquí les van las 2 listas para que se deleiten con mi desdicha!

Ventajas de que no se haya acabado el mundo:

- No morí en un horrible terremoto
- No me desintegré entre estiércol y arena
- La próxima semana me voy de campo a buscar dinosaurios!

Ahora sí viene mi tan esperado Top 20: las desventajas de no haber fin del mundo:

20. No desperté en el paraíso.

19. Los colombianos no despertaron en el paraíso... en cambio despertaron hundidos en un río que se desbordó.

18. Garavito va a salir libre.

17. Posiblemente en colombia nunca exista la prisión perpetua.

16. KFC seguirá torturando pollos.

15. Ronald McDonald seguirá engordando niños.

14. Proximamente Transmilenio costará $1800... va a tocar empezar a tomar taxi... pero entonces...

13. ... Tendré que seguir aguantándome a los taxistas groseros y atarbanes... o pagar $1800 de Transmilenio (que no incluyen los $400000 que cuesta el BlackBerry que me van a robar allí) 

12. Los billetes colombianos cada vez tendrán más ceros.

11. Tengo que seguir sufriendo porque Colombia no clasifica a un mundial, a menos que la sede sea Colombia.

10. Tengo que ver a Colombia ser eliminada del mundial Sub 20 de este año (con sede en Colombia).

9. Justin Bieber se salvó de morir en un horrible terremoto.

8. Lady Gaga no se va a desintegrar entre estiércol y arena.

7. Tendremos que seguir soportando las "narconovelas" que producen los canales colombianos... esas sí que parecen no tener fin...

6. Mi hermanita de 10 años tendrá que seguir creciendo viendo a Miley Cyrus como modelo de adolescente rebelde a seguir.

5. Voy a seguir siendo una solterona.

4. El lunes me toca madrugar.

3. Tengo que esperar hasta el próximo año y hacer fuerza para que los Mayas tampoco me decepcionen. 

2. Debo seguir aguantando a tantos profetas que predicen el fin del mundo.

1. ¡No me salvé de empezar la dieta!








martes, 22 de febrero de 2011

¿Alguien sabe dónde está Lamarck?

 A continuación transmito el post que una persona hizo en un foro acerca de Lamarck. Es la única persona que me ha respondido con firmes argumentos a mis preguntas sobre la teoría de Darwin vs la teoría de Lamarck. Aunque sigo considerándome lamarckiana, o mejor neolamarckiana, el texto me gustó tanto, que quise compartirlo con ustedes.

 ¿Alguien sabe en dónde está Lamarck? - Por Enrique Mendoza Sierra (www.mendoza-sierra.org)

 Jean-Baptiste Lamarck estudió medicina y botánica; publicó “Flora francesa”, obra en la que por primera vez se clasificaba sistemáticamente la flora por medio de una clave dicotómica; fue miembro de la Academia Francesa de Ciencias; fue director del Departamento de los Animales sin Esqueleto (a los que posteriormente Lamarck asignó su denominación moderna de invertebrados); compendió sus estudios en siete volúmenes de su obra principal, “Historia natural de los invertebrados”; publicó tratados de meteorología, geología, química y paleontología, y fue el primero en formular una teoría bien estructurada de la evolución de los seres vivos: El Transformismo.

 Sin embargo, murió solo, ciego y en la indigencia.

 ¿Qué paso? ¿Por qué cayó en la desgracia? 

 Sucedió que con su teoría evolutiva se enfrentó a la creencia general de que todas las especies habían sido creadas por un ser supremo y que permanecían inmutables desde entonces.

 La teoría de Lamarck fue criticada duramente por la comunidad científica de su época. La revolucionaria visión biológica de Lamarck fue descalificada por los zoólogos fijistas en los debates académicos y condenada por la sociedad y los gobiernos del Imperio y de la Restauración monárquica. 

 El rechazo que sufrió la teoría de la evolución de Lamarck marcó el descrédito de su autor en vida y aun mucho después de su muerte, y arrastró consigo injustamente al resto de su obra. 

 Es común pensar que Darwin propuso la primera teoría de la evolución, pero no fue así. Lo que Darwin propuso fue la teoría de la selección natural, el método por el cual ocurre la evolución.

 Lamarck expuso su teoría de la evolución en el año 1800 y, al igual que Darwin, concluyó que las especies cambian a través del tiempo al adaptarse a nuevos ambientes. Como Darwin, Lamarck concluyó que los progenitores pasan sus características a sus descendientes. También estableció el principio del uso y desuso de los órganos. Si un órgano se usa, se desarrollará más, y si no se usa, se atrofiará podrá desaparecer en generaciones futuras.

 En donde la teoría de Lamarck falló fue en la suposición de que los progenitores podían adquirir características mediante un deseo interno; por ejemplo, el desarrollo de un cuello largo al estirarlo continuamente para comer de las ramas más altas de los árboles, en el caso de las jirafas. La idea parece tonta ahora, pero nadie –nadie- entendió la genética antes del siglo XX, casi cien años después de la muerte de Lamarck.

 Aunque la teoría lamarckiana no resistió el avance de nuevos conocimientos, contribuyó de manera importante a la gradual aceptación de la evolución biológica.

 Lamarck nació en Francia en 1744 y murió en 1829 solo, ciego, empobrecido y desamparado… y fue enterrado en una fosa común. Pero eso no fue todo, sus huesos fueron exhumados cinco años más tarde para hacer sitio para otros y sus restos se perdieron para siempre… Como los de Mozart, nadie sabe en dónde quedaron. 

 No fue sino hasta principios del siglo XX cuando se revisaron sus ideas y se le comenzó a reconocer como un gran naturalista y pensador avanzado para su época. En 1908, el gobierno francés de la época del positivismo científico restauró su memoria y le erigió una gran estatua en la orilla del Sena, en la entrada del Jardín de Plantas, en cuyo pedestal una inscripción anuncia: "Fondateur de la doctrine del'evolution".

Enrique: espero que no te moleste que haya publicado tu post en mi blog. Abrazos.

sábado, 5 de febrero de 2011

LA IGNORANCIA NO ES ATREVIDA.



 En este mundo, y sobretodo en Colombia, ser ignorante es una condición que te permite permanecer en un estado neutral, sano y salvo.

 Existen 2 tipos de personas NO ignorantes: El pensante o racional, y el mal-pensante o mal-intencionado. El primero es aquel que utiliza su inteligencia para su propio bien, y el bien de los demás. Esto incluye utilizarla como arma de “defensa”. El segundo la utiliza como arma de “defensa personal”, sólo pensando en su propio bien. Aunque a veces piense en el bien de los demás, esto es algo temporal, mientras se pueda sacar beneficio de ese bien ajeno. 

 Al mal pensante no le interesa que el grupo de pensantes aumente, y por eso hace hasta lo imposible para que no exista ninguna “oveja descarriada” dentro del grupo de los ignorantes. Procura a toda costa hacer que el grupo siempre permanezca sumido en su mar de ignorancia, y que a ninguno le de por salir a tomar aire por un segundo, porque eso puede ser peligroso: se convertiría en una “amenaza” para la sociedad. Porque el que piensa, no se deja manipular, y el ignorante es fácilmente manipulable. Si te dejas manipular, puedes servirle a tu amo. Si piensas, vas a querer ser el amo (traducción: ¡no nos conviene que pienses!!).

 ¡Por eso no es bueno gastar el dinero en educación! Entre más educación, más gente pensante, y por ende más gente dirigente. ¡Eso significa menos tajada para los mal-pensantes!

 La ignorancia no es atrevida. Para atreverse, hay que pensar, y quien se atreve, ¡no se deja manipular!

viernes, 4 de febrero de 2011

Sociedad enferma. Estados alterados de conciencia.


 El hombre, a través de los tiempos, ha mantenido una constante lucha en contra de las cosas que no le permiten llevar una vida tranquila, feliz y adecuada  según los parámetros que establece la sociedad a la cual pertenece. Se entiende que “lucha contra la enfermedad” es aquella lucha por mantenerse saludable. Pero “saludable” es un concepto que adquiere un significado especial para cada sociedad, según sus costumbres e ideas; y como es común en la historia del hombre, lo que es diferente y no se acomoda a los estándares establecidos, se rechaza. Entonces se atribuye el título de “no saludable” a todo aquello que no pertenece al parámetro establecido de aceptación y preferencia.

 Es así como el concepto de salud ha estado ligado siempre al concepto que se tiene de “belleza”, propio también de cada sociedad, siendo la belleza reflejo de salud. De esta manera, antiguamente se pensaba que la gordura era un símbolo de salud: si una persona se alimentaba bien, era saludable; y la gordura era símbolo de buena alimentación. Pero en la sociedad actual este concepto se ha transformado, siendo ahora la gordura un símbolo de descuido, fealdad y por lo tanto enfermedad, convirtiéndose en motivo de rechazo y en ocasiones vergüenza, dando paso a un nuevo concepto en el que la salud se manifiesta en formas delgadas y anormalmente voluptuosas, sin importar la naturalidad de dicha figura.

 Para la sociedad actual, la juventud también es sinónimo de “belleza”. El hombre intenta verse “menos viejo” porque para él la vejez es símbolo de disfunción, refleja el desgaste que han dejado los años, y por lo tanto la “pérdida” de la belleza. Pero quizá en el fondo también simbolice el miedo a la pérdida de su existencia, el comienzo de una cuenta regresiva, el miedo a la muerte. Y es precisamente este miedo otro de los motivos de la lucha contra la enfermedad.

 El hombre intenta acabar con las cosas que además de atentar contra su belleza, atenten contra su vida. Es por eso que la enfermedad se ha convertido en uno de sus principales enemigos, a quien busca erradicar a toda costa, sin importar el tiempo que tarde en desaparecer ni las “ayudas” a las que haya que acudir. Es así como las personas establecen según su necesidad un itinerario terapéutico, que presenta los diferentes medios a los que recurre en busca de una cura, siendo cada uno de los nodos de este itinerario el producto de no encontrar la solución en un nodo anterior, o quizá el complemento para uno de los demás nodos.

 Cuando el sistema de salud establecido en nuestra sociedad (basado en una naturaleza científica, que en mi opinión sería una naturaleza escéptica) no funciona, las personas acuden a otro tipo de ayudas, algunas de ellas más espirituales, o lo que para algunos puede ser “poco realista”, peo que para muchos representa una alternativa efectiva para lograr su objetivo: encontrar una cura. Una de estas ayudas es la medicina tradicional indígena, muy conocida actualmente por uno de sus más importantes elementos curativos: el Yagé.

 Para muchos esta “herramienta” representa el fin de esta búsqueda. Las personas encuentran en el Yagé no solo a sus enfermedades físicas, sino también a las espirituales, a los males que aquejan su alma y su tranquilidad. Para muchos el Yagé es un paso a un nuevo modo de vida, una revelación al camino que deben seguir, camino que se revela a través de las “pintas”, que son interpretadas por el Chamán, el guía en la búsqueda de soluciones. 

 El Yagé, más que un psicotrópico es un elemento terapéutico que, al igual que muchos tratamientos, puede funcionar o no. En mi opinión el Yagé no es simplemente una cura, sino un elemento que permite encontrarse consigo mismo, entender y aclarar todo lo que se tiene en la mente, permitiendo hallar soluciones, ya que la mente es el elemento más poderoso que tiene el ser humano: es capaz de hacer lo que parece imposible y de curar lo que ningún otro nodo terapéutico logra.

 Pienso que la mente del ser humano domina todo concepto de enfermedad. Que es tan poderosa que puede “inventar” enfermedades, pero también curar males “inventados” o no. Aunque podamos entender a través de la ciencia casi todo lo que pasa a nuestro alrededor, aún falta mucho para que logremos entender lo que en realidad ocurre en nuestro interior, en nuestra mente: cómo funciona y qué efecto tiene sobre nosotros; aunque ella intente ayudarnos enviando mensajes en forma de “pintas”…

Dedicado a Natalia y Andrea: ¡Sigan el camino de sus “pintas”!

lunes, 17 de enero de 2011

El trabajo indefinido de la libertad



La verdad a cerca de la perfección humana no está en los libros
sagrados, ni en la biblioteca de Alejandría, sino en la subjetividad
de los hombres y en la sabiduría de su propia  plenitud…
Catalina Suárez

 A través de la historia, el hombre se ha hecho muchas preguntas, incluso antes de la historia, antes de que el hombre aprendiera un lenguaje claro y a escribir, han surgido una serie de interrogantes, cada vez más profundos, que tal vez no hayan sido resueltos, y que en pocas palabras, los filósofos se han encargado de “acomodar” para hacer que estos problemas sean más fáciles de resolver, y así no haya una solución, lograr que muchas de estas preguntas sean “pensables” y “manejables” para la mente de los seres humanos, o quizás tan sólo de los mismos filósofos. Y aunque parezca perder el tiempo en cosas que no valen la pena, analizar una pregunta como “¿qué es pensar? o ¿qué es el ser?, no es tarea fácil e implica mucho tiempo y paciencia. Tal es el caso de la pregunta ¿qué es la ilustración? o mejor, en la perspectiva kantiana planteada por Foucault, ¿qué nos impide ser ilustrados? o ¿qué es ser ilustrado?, son diferentes formas de llegar a un solo problema, que tal vez muchos de nosotros al leer a Foucault, hayamos pensado que nunca se había pasado por nuestras cabezas. Pero agregando a lo mencionado anteriormente, la forma como los filósofos plantean los interrogantes, no es precisamente la forma como surgen en todos los seres humanos, y solo al profundizar en estos, encontramos que alguna vez ideas similares habían pasado por nuestras mentes, y con esto podemos lograr un mejor entendimiento de dichas incógnitas.

 A través de mi historia, incluso antes de leer a Foucault, he pensado muchas veces a cerca de la perfección humana y de la sabiduría de las personas y he llegado muchas veces a un mismo punto: que la perfección humana llega cuando se es una persona completa, integra, que la sabiduría no es solo tener muchos conocimientos, sino aplicarlos, no solo en la solución de problemas matemáticos, también en la vida cotidiana, en la actitud frente a los demás y frente a ciertas situaciones, el carácter, e incluso en la propia personalidad, en suma, la forma de ser para nosotros y para el mundo: Ser sabio tanto intelectualmente, como sentimentalmente, moralmente y actitudinalmente. Ser perfecto y ser ilustrado implican ser subjetivo, es decir, ser sujetos de nuestro saber, y sujetos morales de nuestras acciones.

 Muchas personas me admiran por mi inteligencia, por la gran capacidad que tengo para desempeñarme en muchas cosas que ni siquiera me gustan, pero se me facilitan, también por mi sinceridad, y mi facilidad para hacer amigos. Muchos (como mi mamá) me ven como alguien “perfecto”, como un ser omnipotente, del que es imposible aceptar un error, y del que solo se espera lo mejor. Para unos cuantos, si la característica fundamental que debe tener un estudiante para graduarse fuera el “ser ilustrado”, yo me graduaría con honores, porque para ellos ejerzo “una actitud crítica sobre lo que somos”, soy ilustrada porque cumplo con los requerimientos que debe tener un ser ilustrado; para mí esas son patrañas, porque nadie más que yo me conoce y sabe que nada de eso es cierto, o por lo menos no todo, y si de ser ilustrado se trata, me hace falta cumplir muchos de los requisitos que esto involucra. ¿De qué me sirve haber estudiado en una buena universidad o ser una buena investigadora, si no puedo de ser tolerante con los demás o si me dejo manipular por las normas de la sociedad cuando esto me perjudica porque me es difícil defender mi criterio, mi forma de ver el mundo, de pensar y sentir, y permito que estas reglas hagan parte de mis decisiones y pisoteen lo que realmente soy, o en términos de Kant, que estas me impidan ser ilustrada?; no soy capaz de ver el límite entre la responsabilidad y la exageración, tengo una actitud crítica frente a los demás pero no frente a mí misma.

 Puede que ante a los demás yo sea la niña inteligente que no tiene problemas porque todo lo puede y nada le sale mal, pero para hablar de mí tendrían que conocer a la no tan niña a quien los golpes que le ha dado la vida no le han servido para adquirir experiencia, levantarse y aprender de sus errores, porque cuando quiere continuar su camino, hay una inmensa fuerza que no la deja ponerse de pié, que la hace caminar agachada y muy lento, contra la que solo alguien realmente ilustrado podría luchar, o no tanto alguien ilustrado, mejor alguien muy fuerte (aunque para mí, un ilustrado debe tener fortaleza espiritual, moral y en todos los sentidos), que sea capaz de llevar esa gran carga que le ha sido destinada para llevar tal vez toda su vida, o quizás hasta que aprenda a controlarla.

 Es posible que algún día llegue a ser alguien ilustrado, pero si en este momento me preguntan si lo soy, mi respuesta es definitivamente NO. Todos estamos en el proceso hacia la ilustración, y el paso fundamental para llegar allí es reconocer qué es lo que nos impide ser ilustrados para eliminarlo y comenzar a ver y entender el mundo de otra manera: la ilustración es como esa luz que debemos seguir cuando vamos en el túnel de la muerte, y a la que logramos llegar si en vida obtuvimos los méritos suficientes, que son las ruedas que nos facilitan llegar a la meta. 

 Ilustrado no es quien lee un libro e inmediatamente adquiere la forma de pensar del escritor, no discute con él, sino que cambia por completo la suya propia, porque cree que quien escribe un libro, solo por hacerlo tiene la razón, es casi un dios o un manual de instrucciones y se olvida totalmente de lo que pensaba antes de leer el libro o conocer al escritor, cambia por completo sus ideas y toma las del autor. Ilustrado tampoco es quien se limita a hacer lo que dicen los demás y no crea una actitud crítica frente a las cosas, no aprende a utilizar adecuadamente su libertad: no tiene sentido racional hacer lo que me dicen, sin defender lo que yo creo que debo hacer. Pero viendo el otro extremo, ilustrado tampoco es quien hace lo que quiere, pasando por encima de los principios universales, o por encima de los demás (una incluye a la otra). Un ser ilustrado usa convenientemente su libertad, y la crítica juega un papel fundamental en la ilustración, porque esta, como lo dice Foucault, “busca reactivar, tan lejos y tan largamente como sea posible, el trabajo indefinido de la libertad”.

 En mis propios términos podríamos decir que un ser ilustrado es quien sabe cómo vivir, y sin necesidad de ser un “sabelotodo”, sabe todo sobre cómo utilizar su libertad y en qué medida seguir las normas establecidas por la sociedad, y en otros términos, sabe cómo tener independencia frente a las relaciones de poder, tiene la capacidad de desligarse de estas, tiene dominio de las relaciones con las cosas, con los demás y consigo mismo. Para mí, llegar a ser ilustrado es llegar a una “perfección adecuada”, es decir, ser perfecto, no en el sentido de ser más o mejor que los demás, sino en el de llevar un equilibrio constante de todas las piezas fundamentales que existen en el rompecabezas de la vida del ser humano. Ser ilustrado es obtener una sabiduría absoluta, es decir, no solo cognitiva, sino también sentimental, moral, ética, crítica, de actitud ante los demás y ante sí mismo, y en fin, de todo lo que involucra la vida del hombre, ese “ser racional por conveniencia”.



Inspirada en los textos de Kant y Foucault acerca de ¿qué es la Ilustración?

Animal Pensante



 “Der Instinkt mit eine rationell Geist”…
Catalina Suárez

 Algunas religiones afirman que Dios creó el mundo y todos los seres que lo habitan, incluyendo los animales, seres que “sienten físicamente” y actúan instintivamente. Entre ellos creó un ser especial al que llamó “hombre”, o mejor, a quien llamó “hombre”, ya que este, aparte de su instinto y sensaciones físicas, podía sentir con el alma, sentir con la mente y analizar lo que sentía y lo que vivía, sus experiencias, podía comprender y fabricar con su mente, con su espíritu; y es que en algunos idiomas las palabras “espíritu”, “mente” y “alma”, no existen individualmente, sino existe una sola palabra que tiene los 3 significados, con lo que se puede entender que al hablar de una debemos hablar de la otra, están ligadas entre sí, son una sola “cosa”. Más que un animal, este ser era una persona, a la que el creador le dio la capacidad de “razonar”. Pero, ¿en realidad sabemos qué es razonar?, ¿qué es pensar?, ¿qué relación tiene todo esto con el “ser” y con la ciencia?

 Se puede decir que el hombre es racional (la razón es innata), porque es autónomo y subjetivo, es decir, está en la capacidad de decidir voluntariamente y de producir sus propios conocimientos; El hombre, al estar vivo, ES (el ser es el flujo moviente de la experiencia), y piensa, y por lo tanto tiene conciencia, ya que el fin característico de esta es el “pensar”. Para poder saber lo que es el ser hay que tener conciencia de qué se es (soy porque pienso que soy) y así como en el mundo no hay un solo ser o un solo yo, sino que tenemos otros “yoes” (los demás desde la perspectiva de cada “Yo”), podemos tener una experiencia en común cuando ponemos en común la vida de conciencia, cuando sabemos que el mundo es nuestra realidad en común; de esto se concluye que: el hombre piensa, y por lo tanto puede decidir racionalmente, y dicha razón le permite auto-comprenderse, y aplicándolo a la experiencia comunitaria, puede tener una actitud de reconocimiento frente al otro.

 El hombre, al ser racional, está en la capacidad de memorizar, razonar, concienciar, reproducir, producir pensamientos, y esta capacidad de pensar le permite hacer ciencia y descubrir las verdades de las cosas (el hombre trata de entender el mundo y hacerlo más confortable: “El hombre intenta enseñorarse de él para hacerlo más confortable. En este proceso construye un mundo artificial: este creciente cuerpo de ideas llamado Ciencia, que puede caracterizarse como conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable, y por consiguiente falible”1 ; el hombre puede crear, inventar, transformar y avanzar, tiene un cambio constante (devenir) en comunidad, y por lo tanto puede cambiarse a si mismo (devenir personal); para esto, el hombre debe utilizar su conciencia y adquirir responsabilidades que le dan la posibilidad de decidir por sí mismo, bajo sus propias reglas, bajo (valga la redundancia) su propia responsabilidad. Así “el hombre puede llegar a tener un alto grado de reconocimiento, que lo lleva a descubrir su ser y a formarse según la razón”2. Por esto se puede entender que el hombre está ligado a la ciencia, ya que le permite por medio de la razón, al igual que la filosofía, buscar la verdad de diferente forma, lo que le permite encontrar y obtener la racionalidad verdadera y plena, y “lograr su objetivo de realizarse como yo verdadero, por medio del saber universal”2. 

 A mi parecer, pensar es el hecho de utilizar la razón, analizando, produciendo, adquiriendo y reproduciendo conocimientos con el fin de entender y transformar el mundo, y la conciencia, para reconocer la “apropiación” de esta capacidad. El hombre está en la capacidad de analizar, comprender y fabricar con su mente, basado en la experiencia.



1. Mario Bunge, "La Ciencia, su Método y su Filosofía".
2. Edmund Husserl, "La Filosofía como Autoreflexión de la Humanidad".